Vigorexia y Ortorexia

Vigorexia y Ortorexia

VIGOREXIA

En la década de los 90 Pope et al. mientras exploraban los efectos secundarios del abuso de esteroides anabolizantes en personas que utilizaban gimnasios, descubrieron que ciertos culturistas con largas historias de consumo de hormonas esteroideas, mostraban comportamientos psicóticos. En estos trabajos se dieron cuenta de que un trastorno, relacionado con la imagen corporal, estaba afectando a ciertos culturistas.

Este nuevo trastorno se refería a un deseo de ganar masa magra, y una alteración de la imagen corporal, por la cual se veían pequeños y débiles cuando realmente eran grandes y musculosos. Los sujetos afectados tenían pensamientos obsesivos sobre su cuerpo y realizaban una práctica de ejercicio físico compulsiva. Su vida se veía afectada en todos los ámbitos porque preferían estar todo el tiempo en el gimnasio o evitaban situaciones donde los demás pudieran ver lo poco musculosos que estaban. Además llevaban una dieta muy rigurosa y la suplementaban con sustancias proteicas, también con hormonas anabolizantes.

En un principio esta sintomatología parecía contraria a la de la anorexia nerviosa, de ahí que la llamaran, anorexia inversa (reverse anorexia). En trabajos posteriores los mismos autores la han denominado “Complejo de Adonis”. Otros autores han ido matizando el término, ya que no parece tanto un trastorno del comportamiento alimentario, sino más bien un trastorno somatomorfo, de ahí que se hayan sugerido también términos como dismorfia muscular o vigorexia.

Características Clínicas de la Vigorexia

Para Baile, las manifestaciones clínicas más importantes de la Vigorexia serían:

  • Preocupación por ser débil o insuficientemente musculoso.
  • Incapacidad de ser objetivo con el propio cuerpo, que deriva en insatisfacción corporal. Constante autoobservación en el espejo para comprobar el tamaño de los músculos.
  • Pensamientos permanentes y obsesivos sobre ser demasiado pequeño, no ser suficientemente grande, o sobre cómo mejorar de aspecto.
  • Pobre conciencia sobre su incapacidad de verse objetivamente.
  • Ansiedad o depresión por sentimientos negativos hacia su cuerpo.
  • Alteración conductual respecto a la imagen corporal, como evitar sitios públicos donde se vea el cuerpo, llevar ropas especiales…
  • Necesidad compulsiva de realizar ejercicio para incrementar el tamaño corporal.
  • Afectación de la vida, familiar, social y sentimental por el cuidado del cuerpo, y/o la dieta.
  • Consumo ocasional de sustancias peligrosas para el desarrollo muscular. Excesivo control de la dieta.
  • Abuso de esteroides anabolizantes y suplementos alimenticios.

En relación con esto último, una de las tendencias que se puede observar en los sujetos vigoréxicos, frente a los culturistas no vigoréxicos, es su necesidad patológica de incrementar su masa muscular, por lo que son proclives al consumo de hormonas esteroideas. Este aspecto nos lleva a considerar la existencia de todo un mundo de productos alimenticios, complejos vitamínicos, sustancias orgánicas y sintéticas alrededor del mundo del culturismo. Incluso se les ha dado el nombre específico de sustancias ergogénicas o que ayudan a crecer.

Productos que adquieren los culturistas para complementar su alimentación habitual:

  • Suplementos alimentarios compuestos fundamentalmente por proteínas extraídas del suero de la leche o del huevo (en algunos casos al 90% de concentración), en presentación en polvo, barritas o batidos.
  • Complejos vitamínicos, a veces acompañados con minerales y electrolitos.
  • Sustancias que podemos encontrar en nuestropropio organismo como la carnitina o la creatina, que favorece el aumento del volumen muscular y/o hacen aprovechar al máximo la energía muscular.
  • Esteroides anabolizantes. Fármacos utilizados para aumentar la masa muscular y perder grasa; su comercio y consumo fuera del sistema sanitario no está permitido.
  • Hormona del crecimiento humano.
  • Diuréticos, cafeína, insulina …

Respecto al consumo de esteroides es bastante común en algunos países. Se estima que en EEUU los consumen entre el 4 % y el 11 % de los hombres no culturistas, y del 0,5 % al 2,5 % de mujeres, datos que se disparan hasta el 75 % en los participantes en competiciones de culturismo (Wroblewska, 1997).

Un informe publicado de la Comisión Europea desvela que un 6% de las personas que acuden a un gimnasio se dopan. Más de 20.000 centros en el viejo continente tienen inscritos más de 15 millones de clientes, por lo que serían unas 900.000 personas las que se dopan en toda Europa.

Criterios Diagnósticos de la Vigorexia

Criterios diagnósticos de dismorfia muscular (en formato DSM), propuestos por Pope:

  1. Preocupación con la idea de que el propio cuerpo no es lo suficientemente magro y musculoso. Conductas características asociadas, como largas horas en actividades de levantamiento de pesas y excesiva atención a la dieta.
  2. La preocupación es manifestada por al menos dos de los siguientes criterios:
    1. El individuo con frecuencia deja de hacer importantes actividades sociales, laborales o recreativas por la necesidad compulsiva de mantener su entrenamiento.
    2. El individuo evita situaciones donde su cuerpo puede ser expuesto o afronta estas situaciones con elevado estrés o intensa ansiedad.
    3. La preocupación acerca del inadecuado tamaño del cuerpo o sobre el desarrollo muscular provoca estrés clínicamente significativo o perjudica socialmente, laboralmente a otras áreas del funcionamiento.
    4. El individuo continua con el entrenamiento, la dieta o el uso de sustancias ergogénicas obviando el conocimiento de la existencia de consecuencias físicas y psicológica negativas.
  3. El foco principal de la preocupación y de las conductas es el ser demasiado pequeño, distinguiéndose del miedo a ser gordo como en la anorexia nerviosa, o de una principal preocupación solo con otros aspectos de la apariencia como en otras forma del trastorno di mórfico corporal (TDC).

Para el diagnostico de dismorfia muscular el individuo debe cumplir el primer criterio 1 además dos cualesquiera de los cuatro expuestos en el apartado 2 y también el criterio 3.

Tratamiento de la Vigorexia

Tratamiento farmacológico.

Falta mucho tiempo todavía para que podamos tener unas pautas farmacológicas contrastadas para la vigorexia. Hasta el momento tenemos algunos estudios que han encontrado algunos tratamientos eficaces, la mayoría por la similitud con el trastorno obsesivo-compulsivo.

En este sentido los fármacos que se han visto útiles son los inhibidores de la recaptación de serotonina, fármacos que ayudarían a controlar, sobre todo, los síntomas obsesivo-compulsivos de la vigorexia.

Los datos sobre la eficacia de estos fármacos en el tratamiento de trastornos como la vigorexia son escasos. Entre ellos encontramos un estudio con 130 pacientes con TDC, el 42% de los pacientes mejoró, siendo un porcentaje sensiblemente superior al de otros fármacos (Philips, 1996).

En cuanto a las sustancias utilizadas en el tratamiento del TDC, los investigadores se han decantado por la fluvoxamina y la clomipramina, inhibidor no selectivo. En un estudio, la clomipramina consiguió que un 65-70 % de los pacientes respondieran con una reducción de los síntomas dismorfofóbicos (Alonso, 2002).

Algunos de los efectos positivos que se han encontrado tras el tratamiento farmacológico son:

  • Disminución del malestar
  • Disminución del tiempo dedicado a la preocupación por la alimentación.
  • Mejora de la relaciones sociales.

Tratamiento psicológico.

El objetivo de la terapia cognitivo-conductual en el caso de la vigorexia, (Baile), es la modificación por parte del sujeto de la forma de relacionarse con su cuerpo, de tal forma que deje atrás la preocupación patológica que le hace ver un defecto general en su cuerpo, como la falta de musculación sustituyendo las conductas negativas por conductas sanas a nivel personal y social.

  • Siguiendo las recomendaciones de Raich (2000), una terapia cognitivo conductual aplicada al ámbito de la imagen corporal incluiría las siguientes fases:
    • Primera fase: informativa-formativa. El objetivo de esta fase es proporcionar al sujeto información y formación sobre la imagen corporal, como se forma, cuales son las limitaciones fisiológicas, como nos relacionamos con nuestro cuerpo, etc. Se le pide al sujeto que comience a registrar sus pensamientos, sentimientos y conductas sobre su apariencia en diferentes situaciones de su vida.
    • Segunda fase: ajustar la auto-perfección. Se busca que el sujeto adquiera una visión realista de su cuerpo y para ello se pueden utilizar técnicas de auto-observación y comparación social con otras personas, medidas de auto-ajuste perceptivo, etc.
    • Tercera fase: pensamientos sobre el cuerpo. El objetivo es la identificación de creencias y pensamientos que se tiene sobre la propia imagen y comprobar hasta qué punto son irreales y perjudiciales. Se trabaja con reestructuración cognitiva.
    • Cuarta fase: Sentimientos sobre el cuerpo. Deben sacarse a la luz los sentimientos negativos que provocan la percepción o pensamiento sobre el cuerpo o sobre el defecto en cuestión, en nuestro caso la falta muscular. Se trabaja con desensibilización sistemática.
    • Quinta fase: Comportamientos referentes al cuerpo. El objetivo es identificar que conducta relacionada con el cuerpo y el defecto imaginado es desadaptativa. Por ejemplo conducta de evitación de situaciones sociales para que la gente no vea lo poco musculoso que es o practicar deporte de forma compulsiva para conseguir que su defecto desaparezca. Después de identificarlas las técnicas de cambio pueden ser contratos conductuales, preparación para la exposición, economía de fichas, etc.
    • Sexta fase: prevención de recaídas. Entrenar al sujeto en cómo identificar situaciones de riesgo y como poner en práctica las estrategias aprendidas en la terapia.
  • Otros dos grandes objetivos a tener en cuenta a parte de la imagen corporal son:
    • Analizar y reeducar la dieta inadecuada, excesiva en cantidad o fundamentada exclusivamente en productos artificiales.
    • Abuso de fármacos. Identificar si el sujeto utiliza algún fármaco, como se lo administra, conciencia de los efectos negativos y posibles acciones para dejarlo.

ORTOREXIA

Un menú sano en lugar de una vida.

Esta nueva alteración, fue definida por primera vez por el médico norteamericano Steve Bratman en un libro publicado en el año 2.000 en EEUU, titulado Health Food Junkies. El autor ya había acuñado el término en 1996. Este proviene del griego (ortho, justo, recto, y orexia, apetencia) y vendría a significar “apetito justo o correcto”. Aunque realmente se entiende por ortorexia la obsesión por la comida sana, hasta un nivel que cabe considerar patológico.

Aunque la ortorexia no ha sido reconocida oficialmente en los manuales de trastornos mentales, los escasos estudios sobre ella sí parecen confirmar que detrás de la obsesión por un menú escrupulosamente limpio subyace frecuentemente un trastorno psíquico.

La preocupación patológica por la comida sana lleva a consumir alimentos exclusivamente procedentes de la agricultura ecológica, es decir, libres de componentes transgénicos, pesticidas, sustancias artificiales o herbicidas. Esta práctica puede conducir a la supresión de carnes, grasas y algunos grupos de alimentos que, en ocasiones, no se reemplazan correctamente por otros que puedan aportar los mismos complementos nutricionales.

Criterios diagnósticos de la Ortorexia

Aunque aun no están lo suficientemente contrastados, existen algunos criterios diagnósticos para la ortorexia, que según Bratman serían:

  1. Dedicar más de 3 horas al día a pensar en su dieta sana.
  2. Preocuparse más por la calidad de los alimentos, que del placer de consumirlos.
  3. Disminución de su calidad de vida, conforme aumenta la pseudocalidad de su alimentación.
  4. Sentimientos de culpabilidad, cuando no cumple con sus convicciones dietéticas.
  5. Planificación excesiva de lo que comerá al día siguiente.
  6. Aislamiento social, provocado por su tipo de alimentación.

Una respuesta afirmativa a estas y otras cuestiones similares permitirían, , diagnosticar ortorexia nerviosa y sus grados (Bratman).

También se consideran como síntomas algunas conductas relacionadas con la forma de preparación y con los materiales utilizados, ya que también forman parte de los rituales obsesivos.

Factores predisponentes de la Ortorexia

Normalmente, quienes sufren de ortorexia, son personas muy estrictas, y exigentes tanto consigo mismas y con los demás.

La ortorexia no afecta a los sectores marginales, ya que éste tipo de comida es mucho más cara que la normal y más difícil de conseguir.

Las mujeres, los adolescentes y deportistas que practican culturismo, atletismo, son los grupos más vulnerables ya que en general son muy sensibles y prestan mucha atención al valor nutritivo de los alimentos y su repercusión sobre la figura o imagen corporal.

Se ha observado también, que muchas personas que han sufrido anorexia nerviosa, deciden introducir en su dieta sólo alimentos cultivados ecológicamente, sin grasa o sin sustancias artificiales que puedan causarles algún daño.

Existe un deseo de perfección, lo que coincide con otros TCAE tales como la anorexia y bulimia nerviosas.

Es fácil encontrar famosos que han proclamado a la prensa sus manías alimenticias sin darse cuenta de que, tal vez, confesaban ser víctimas de la ortorexia.

Tratamiento de la Ortodexia

Al igual que en la Anorexia Nerviosa, la Bulimia Nerviosa y el resto de los TCA, es más costosa la recuperación psicológica que la física, ya que hay que eliminar todas las conductas adoptadas a lo largo de un largo periodo de tiempo.

No se especifica un tratamiento diferente al del resto de TCA .Por lo que debe ser tratado por un equipo interdisciplinar y desde una orientación cognitivo conductual.

Respecto a la prevención, al ser una patología nueva, no existe una prevención específica.

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