Uretritis no gonocócica y post-gonocócica
Chlamydia Trachomatis ocasiona alrededor de la tercera parte de casos de Uretritis no gonocócica (UNG) en los varones heterosexuales, y un porcentaje algo menor de dicha infección en los varones homosexuales.
El resto de casos de UNG está producido por diversas bacterias, como Ureaplasma urealyticum, Mycoplasma genitalium, protozoos como Trichomonas vaginalis, o virus como el del herpes simplex.
El síntoma fundamental de la uretritis es la presencia de exudado uretral. Otros síntomas frecuentes son la disuria y el prurito. El meato de la uretra, suele estar eritematoso y doloroso al tacto. El diagnóstico de esta infección, se realiza generalmente al detectar leucocitos en el exudado de la uretra. Una prueba sencilla y no invasiva que permite también diagnosticar la uretritis es la detección de piuria, mediante la técnica de la esterasa leucocitaria, en una muestra de orina obtenida al principio de la micción. El diagnóstico de UNG puede realizase cuando en el exudado no se detecta N. gonorrhoeae, mediante tinción de Gram o mediante cultivo.
La sintomatología que produce C. trachomatis suele ser menos intensa con un exudado menos purulento que el que produce N. gonorrhoeae, aunque la clínica no es suficientemente fiable para distinguir ambas etiologías. Las infecciones uretrales asintomáticas por Chlamydia Trachomatis son muy frecuentes, de modo que, según algunos estudios, están presentes en hasta el 10% de varones jóvenes sexualmente activos.
Epididimitis
Chlamydia Trachomatis es la principal causa de epididimitis en varones heterosexuales, sexualmente activos menores de 40 años. N. gonorrhoeae ocasiona el resto de casos en dicho grupo de personas y no son raras las infecciones mixtas por ambos microorganismos.
Además, la epididimitis, con frecuencia se acompaña de uretritis, sintomática o no. En varones homosexuales está producida muchas veces por bacilos gramnegativos, especialmente coliformes, transmitidos por medio del coito anal. En varones mayores de 40 años también son los bacilos gramnegativos los principales causantes de esta infección, muchas veces favorecidos por patología urológica preexistente.
La epididimitis producida por Chlamydia Trachomatis se presenta con dolor escrotal unilateral, fiebre, y aumento de tamaño y dolor en el epidídimo. La intensidad del cuadro varía mucho de unos casos a otros, pero en ocasiones requiere el ingreso hospitalario. El diagnóstico diferencial de este proceso debe realizarse fundamentalmente con la torsión testicular, mediante estudios con radioisótopos, Doppler o exploración quirúrgica.
Proctitis
Chlamydia Trachomatis produce proctitis en varones homosexuales que practican el coito anal
receptivo o en mujeres heterosexuales que practican el coito anal. La mayoría de casos están producidos por los serotipos D a K, pero en ocasiones también la producen los serotipos L1 a L3.
La proctitis por CT es oligosintomática o completamente asintomática70, a diferencia de lo que sucede cuando está producida por N. gonorrhoeae, que produce cuadros mucho más intensos. Los síntomas más frecuentes son el dolor perianal, el tenesmo rectal y la emisión de secreciones mucosas, y ocasionalmente sanguinolentas, por el ano. La tinción de Gram de estas secreciones muestra la presencia de leucocitos.
La anoscopia pone de manifiesto una ligera inflamación que afecta al ano y a la zona más distal del recto. Los casos de proctitis producidos por los serotipos L1 a L3 tienden a ser más intensos, y no es raro que se manifiesten con ulceraciones de la mucosa, en cuyo caso debe realizarse el diagnóstico diferencial con la proctitis herpética y la enfermedad inflamatoria intestinal. Si no son correctamente tratados, estos procesos pueden complicarse con la aparición de abscesos perirectales y fístulas perineales, en los que suele jugar un papel importante la sobreinfección por
bacterias diferentes a las clamidias. Otra posible complicación es el desarrollo de estenosis rectales, que a veces son difíciles de distinguir de las neoplasias del recto.
Linfogranuloma venéreo
El LGV o enfermedad de Nicolás-Favre es una infección sistémica crónica
producida por los serovares L de C. trachomatis73. Se trata habitualmente de una enfermedad de transmisión sexual, pero también existen casos de contagio por contacto personal, a través de fómites o tras la exposición al germen en el laboratorio. Es más frecuente en varones homosexuales, con una frecuencia relativa seis veces mayor respecto a las mujeres.
Es endémica en países en vías de desarrollo, especialmente del sudeste de Asia, Centro y Sur de América y África. Durante décadas fue considerada una enfermedad rara en los países desarrollados, considerándose la mayoría de los casos importados.
En el año 2000, en Holanda, se comenzaron a informar casos de LGV en varones homosexuales, detectados a partir de muestras recogidas por el servicio municipal de la salud de Amsterdam. Desde entonces, han aparecido brotes en hombres homosexuales de Europa, Norte América y Australia.
El curso de la infección se divide en tres estadios: lesiones genitales primarias, afectación linfática y por último, formación de fístulas, estenosis rectal y obstrucción linfática crónica.
Este artículo está basado en la tesina realizada por Patricia Mejuto López para el Máster en Microbiología y Enfermedades Infecciosas realizado en Formación Alcalá.